A qué estamos dispuestos (mi columna en No Apto)

Siguiendo este enlace pueden leer “A qué estamos dispuestos”, mi columna de hoy en No Apto, sobre el precio que estamos dispuestos a pagar por la vida que elegimos, sobre las acciones que encumbramos, que son el futuro que construimos, y parece estar quedando en manos de monstruos.

El bien y el mal (mi columna en No Apto)

https://noapto.co/el-bien-y-el-mal/

Siguiendo el enlace pueden leer El bien y el mal, mi columna de hoy en No Apto sobre el miedo como herramienta de los populistas, que cuando se empeñan en el odio y las armas como garantía de seguridad, terminan borrando la frontera entre el bien y el mal. Se convierten en la llave que confirma la prisión.

Detenerse (mi columna en Revista Cronopio)

Haciendo clic en el enlace arriba pueden leer ‘Detenerse’, mi columna en la edición que celebra los doce años de Revista Cronopio (abril 2021), sobre cómo a veces cuando parece que la vida no corre, cuando se siente detenida, tal vez solo se ha intensificado y, en cámara lenta, nos permite sentir eso: la vida sin más.

La medida del miedo (mi columna en Revista Cronopio)

Haciendo clic en el enlace arriba pueden leer ‘La medida del miedo’, mi columna en la primera edición de 2021 de Revista Cronopio, sobre los miedos que no deberían ser y aquellos que nos humanizan, sobre la memoria, el intento de mejorar el presente, y sobre la esperanza.

Mirar las estrellas (mi columna en Revista Cronopio)

Haciendo clic en el enlace arriba pueden leer ‘Mirar las estrellas’, mi columna en la edición número noventa de Revista Cronopio (octubre 2020), sobre cómo hemos normalizado el universo y asumido la noche, cuando lo raro es poder contemplarla, sobre esa belleza y esa relatividad que nos regala un cielo estrellado.

Poseer el alma

“Es trágico que tan pocas personas posean su alma antes de morir”, dice Louise en la película I’m thinking of ending things (Netflix). ¿Cómo logra poseer uno su alma? Hay tantas imposiciones, tantos desvíos, tantas capas. Casi con certeza, cada ser humano se rompe varias veces a lo largo de su vida, y cuando es una ruptura profunda, probablemente la forma del alma cambie al pegar los pedazos. El alma es flexible, diría yo, y aunque conserva su esencia, se sorprende a sí misma con su propia evolución.

Uno se acostumbra a los grandes desenlaces. Piensa que, si se ha roto fuerte, si se ha tocado fondo, solo un final enorme, como los fuegos artificiales que colorean el cielo para cerrar un año y recibir el nuevo, puede representar la conclusión, indicar el principio del cambio deseado. Pero es liberador entender que a veces el final es simplemente la transición, eso que ha ido pasando de a pocos, el día a día del año, los huequitos que se han ido llenando y que, gradualmente, van permitiendo que uno toque las nuevas formas del alma.

Como la pequeña pulpo en el documental ‘Mi maestro el pulpo’ del que hablé en otro texto, que tras perder un tentáculo por el mordisco de un tiburón, pasa un periodo que se siente demasiado largo y que hace pensar en un final, débil, quieta, con los ojos entrecerrados y escondida, hasta que empieza a nacerle un nuevo tentáculo, que no aparece ya grande y perfecto de un día para otro, sino que se va formando, distinto, a lo largo del tiempo que necesita.

Hace poco recordaba Laura Ferrero una obra de teatro de August Strindberg, ‘El sueño’, en la que después de toda una vida de desear una caja verde sin poder conseguirla, justo antes de su muerte, el hombre cansado la había recibido y había pensado con decepción y tristeza que no era ese el verde que tanto había esperado. Decía Laura que no puede uno equivocarse de sueños. Y yo añadiría tal vez que a veces los sueños sorprenden porque evolucionan en silencio y regresan en formas que uno juzga equivocadas, equiparables al fracaso, pero tantas veces se trata de la vida dando pistas, diciéndole a uno esto era y tú no lo sabías.

Y entonces uno pega un pedazo nuevo y descubre una figura que no existía, y comprueba lo bien que se siente porque es como usar un músculo que no se había entrenado y sentir satisfacción en el dolor al día siguiente. “Dreaming is the main function of the mind” (soñar es la principal función de la mente), dice esa canción preciosa que es ‘The four agreements’. Se sueña permanentemente, dormido y despierto, se vive soñando. Soñar es no dejar de utilizar la vida, de romperse y volver a pegar pedazos adivinando formas ojalá más cercanas al propio origen, que es tal vez el mayor sueño de cada uno: deshacer todas esas capas que se han formado con las imposiciones y los desvíos y los miedos, intentar reafirmar si lo que se quiere sí es esa caja verde.

“Me asaltan ideas todo el tiempo, pero solo me quedo con las que me atormentan”, le reveló hace unos días el escritor Ted Chiang al diario El País en una entrevista. Tal vez en su evolución, rompiéndose, el alma vaya aprendiendo sobre lo que la atormenta y sobre lo que la hace soñar, para abrazar las dos cosas. “Supongo que es un alivio ver que alguien sigue soñando”, dice también Chiang en la entrevista.

A veces un rompimiento aterrador no se resuelve festivamente, con el final feliz más predecible, con la luz que dibuja perfectamente el final del túnel, sino con pasos definitivos hacia la libertad, para la que no hay una puerta sino un camino que se dibuja de a pocos, en sueños, y en donde se está más cerca de poseer el alma, que es quizá la forma más humana de felicidad.


Una vida más bonita (columna revista Cronopio)

Dando clic en el link pueden leer “Una vida más bonita”, mi columna para la edición de diciembre 2019 de revista Cronopio, sobre la bonita experiencia que tuve acercándome al Ramadán en distintos países como Bosnia, Egipto, Líbano y Jordania.

Entrevista con Darío Restrepo para City Tv

El periodista Darío Restrepo me invita a su programa Historias de la Gente en City Tv para conversar sobre mi novela El Valle de Nadie y sobre mi trayectoria como periodista y viajera.

Entrevista de El Tiempo Televisión sobre El Valle de Nadie

Proyecto Colombia

A veces un abrazo profundo, de dolor, de perdón, de amor, de esperanza, lo cambia todo.

Esos abrazos, muchas veces, duelen, porque llevan por dentro historias humanas, tropiezos de nuestros intentos de vivir e hilitos de una fuerza que se aferra a creer en la parte buena de la existencia, en el amor y en un mejor futuro, sin abandonarlo todo, sin despegarse de las raíces, de la tierra y la cultura, de algún compañero de vida, de una pasión.

Es la lucha del ser humano por proteger su entorno, por construirse un buen rincón en el mundo, por eso que llamamos felicidad.

Cuando una pareja se ama y tiene la valentía de caminar la vida de la mano está tomando la mejor y más dura decisión de su vida: la de aferrarse a la esperanza de un amor intenso, de una compañía ‘para siempre’, y la de arriesgar ese amor a aporrearse con todas las dificultades del camino, a ver los lados feos, a sentir decepciones, a la tentación de la renuncia, al cansancio del tiempo, a la desesperanza.

Pero es esa decisión del amor y de la lucha por querer vivir una buena vida la que da las fuerzas para levantarse cada vez y limpiar todos esos golpes, para seguir comprobando que vale más la intensidad de hacer parte de algo, de compartir con la riqueza de otro, de no abandonar y de seguir explorando el mundo desde lo que somos y lo que escogimos.

Casi siempre, a quienes más amamos es a quienes más herimos, porque es con quienes más convivimos, ante quienes abrimos lo más hondo, con quienes no podemos evitar que surjan nuestras mayores debilidades, por eso, porque queremos mucho. En una pareja puede haber una herida profunda, una infidelidad, por ejemplo. Aunque doloroso, lo más fácil es decir adiós y asumir que es el fin ineludible. O, también, es posible que el vínculo sea tan fuerte, que la posibilidad de la reconstrucción se sienta tan dolorosa y a la vez como la única esperanza, que un abrazo sincero de perdón, de reconocimiento y de compromiso lo signifique todo, así siempre vayamos a sentir un abismo cuando recordemos el antes de ese abrazo.

Es hacer parte de un proyecto, de un sueño sin el que la vida parece vacío.

Hoy hacemos parte del proyecto más importante de nuestra historia como nación. Todos tenemos un dolor inmenso por dentro, una herida que recordaremos pase lo que pase, pero ese abrazo profundo es lo que más necesitamos, es nuestra posibilidad de existir y de ser viables, de decirnos a la cara que un día estuvimos en guerra entre nosotros mismos, que nos hicimos tanto daño, pero que pudo más nuestra voluntad de seguir siendo Colombia, de creer en nuestra humanidad y en un futuro mejor para todos, de que la violencia como forma de vida quede en los libros de historia, de tener la valentía de escoger el amor para seguirnos cayendo juntos y cada vez levantarnos para seguir en una misma dirección.

Mañana empieza el proyecto más importante de nuestras vidas como colombianos.

 

El Valle de Nadie en CNN en Español

Entrevista con Pablo Jacobsen para su podcast Máximo Desempeño, de Revista Semana

Autora

Soy Catalina Franco Restrepo, periodista, viajera y lectora incansable. Aprendiz de escritora. Soy colombiana y vivo en Colombia, pero he viajado por 47 países y vivido en Estados Unidos, Canadá y España. Tengo un máster en Relaciones Internacionales y Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid porque soy adicta a entender cómo funciona este mundo maravilloso, complejo y tantas veces tan doloroso. Después de hacer una práctica en CNN en Atlanta, he trabajado en medios de comunicación como La W, en editoriales como el Taller de Edición y en distintas empresas como asesora de comunicaciones y relaciones públicas. He hecho traducciones y escrito para distintos medios nacionales e internacionales (actualmente soy columnista de la revista Cronopio). En resumen, a partir de mis lecturas y mis viajes intento comprender el mundo, siento más cerca su dolor y su magia, e intento escribir para compartir un poco de todo eso.

En 2018 publiqué mi primera novela: El valle de nadie (disponible en Amazon).

En cuanto a este blog, hay espacio para mis textos sobre lo que me conmueve, para opiniones sobre el mundo y también para compartir la riqueza del planeta a través de relatos e imágenes de viaje.

Entrevista El Tiempo Televisión sobre El Valle de Nadie

Comentarios recientes