Diseñar la vida con un solo brazo

Fotografía de @AfshinIsmaeli.

Observé despacio, conteniendo el aire, la foto de un bebé al que le faltaba un bracito. La manga izquierda de su pijama rosada quedaba colgando y dibujaba, en su extremo, un agujero por el que no se asomaba la vida. Leí que Daniel, como lo pusieron los médicos en el hospital, pues nadie sabe de dónde salió ni dónde está su familia, fue encontrado en las ruinas de Mosul: que, después de que unos terroristas lo pusieran en media calle como una trampa (matando a tres soldados iraquíes que intentaron ayudarlo), un perro se le comió el bracito.

Daniel es un bebé y aún no tiene la capacidad de entender que su situación dista mucho de ser “la vida normal”, que no todos pasan por algo así. Pero, muy en el fondo, su inocencia y su dolor –su humanidad– lo deben sospechar.

Con suerte –o tal vez sin ella–, si Daniel sobrevive a este tiempo de guerra que se siente infinito (y esto es desde la distancia); si consigue salir de ese hospital y no ser el blanco de otra bomba, otro disparo u otra trampa; si crece sin familia en algún toldo de algún campo de refugiados de algún país que se haya dignado a ofrecer un terreno polvoriento e inutilizado a los que no tienen derecho a un rincón de mundo; si aprende a diseñar su vida con un solo brazo y recuerda su destino cada que sienta la falta del otro, posiblemente entre a hacer parte de ese torbellino de sinsentidos a los que el universo rechaza con insistencia y que se transforma en la base del odio y la violencia, desquitándose a su vez con ese universo.

A veces el sinsentido nace, sí, de los adultos en que se han convertido esos niños abusados, hambrientos, abandonados, faltos de amor, a los que se les dijo que eran menos que los demás, o de esos a los que un perro se les ha comido un brazo porque fueron dejados en la calle como trampas mortales de la estupidez de los hombres; pero, a veces, tantas tantas veces, el sinsentido, la base principal y poderosa de esa violencia, nace de quienes se han atribuido la potestad de gritarles a los anteriores que nacieron para menos, que no tienen rincón de mundo, nace de esos seres humanos que, desde la lejanía y la comodidad de un hogar calentito, se asquean con los abandonados por la suerte, con los obligados a diseñar su vida con un brazo, y escupen su ignorancia sin cesar.

 

…es la propia vanidad del culto lo que demostrará la falsedad de los hombres.

[…]

Ocurrió que un profeta llamado Gad, que era vidente del rey y, por así decir, su intermediario para llegar al Altísimo, se le apareció a la mañana siguiente, al levantarse de la cama, y dijo, El señor manda preguntar qué es lo que prefieres, tres años de hambre sobre la tierra, tres meses de derrotas ante los enemigos que te persiguen o tres días de peste en toda la tierra. David no preguntó cuánta gente iba a morir caso por caso, calculó que en tres días, hasta de peste, siempre morirán menos personas que en tres meses de guerra o en tres años de hambre, Hágase tu voluntad, Señor, venga la peste, dijo. Y Dios dio orden a la peste y murieron setenta mil hombres del pueblo, sin contar mujeres y niños que, como de costumbre, no fueron registrados. Cuando acababa la cosa, el Señor se mostró de acuerdo en retirar la peste a cambio de un altar, pero los muertos estaban muertos, o porque Dios no pensó en ellos, o porque era inconveniente su resurrección.

 

El evangelio según Jesucristo – José Saramago.

El Valle de Nadie en CNN en Español

Entrevista con Pablo Jacobsen para su podcast Máximo Desempeño, de Revista Semana

Autora

Soy Catalina Franco Restrepo, periodista, viajera y lectora incansable. Aprendiz de escritora. Soy colombiana y vivo en Colombia, pero he viajado por 47 países y vivido en Estados Unidos, Canadá y España. Tengo un máster en Relaciones Internacionales y Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid porque soy adicta a entender cómo funciona este mundo maravilloso, complejo y tantas veces tan doloroso. Después de hacer una práctica en CNN en Atlanta, he trabajado en medios de comunicación como La W, en editoriales como el Taller de Edición y en distintas empresas como asesora de comunicaciones y relaciones públicas. He hecho traducciones y escrito para distintos medios nacionales e internacionales (actualmente soy columnista de la revista Cronopio). En resumen, a partir de mis lecturas y mis viajes intento comprender el mundo, siento más cerca su dolor y su magia, e intento escribir para compartir un poco de todo eso.

En 2018 publiqué mi primera novela: El valle de nadie (disponible en Amazon).

En cuanto a este blog, hay espacio para mis textos sobre lo que me conmueve, para opiniones sobre el mundo y también para compartir la riqueza del planeta a través de relatos e imágenes de viaje.

Entrevista El Tiempo Televisión sobre El Valle de Nadie

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